miércoles, 8 de octubre de 2014

"No soy humilde"

Hablar de sí mismo con total sinceridad sería una utopía. Uno siempre quiere quedar bien: responder bonito, hablar con propiedad, y decir la verdad que quiere oírse. Porque la crudeza duele, la verdad hiere y la frialdad confunde. Escribir de mí es poder dar a entender que cuando hablo miento, cuando me río me cosquillea la espalda, y que para llorar no necesito compañía.

Casi dos décadas de vida y aún no busco a mi padre para conversar sobre el, o yo, o quizás ambos; pero veo a mi madre y le agradezco todo lo que hizo, hace y hará por mí. A Dios por dármela, claro, soy católico practicante, los creyentes vienen y van. No, no soy humilde, capaz eso no ayude a definirme como "buen" católico. Pero quitémosle la pretensión de serlo o no para agradecerle a la vida, Dios, por lo que me va dando, y quitando.

Flauta, teclado, cajón, armónica, y cuatro guitarras armonizan mi cuarto con un frenesí inigualable. Horas me aguardan en mi celda llamada música. Preso de cuerdas, teclas, y llaves flautescas que muchas veces me llevan a encontrarme con ´mi´ Dios. ´Mi´por si algún ateo no lo quiere para él. Y no solo lo encuentro en esa forma, sino dentro de un grupo de zanahorias (díganles sanos) que me ayudan a alejarme de 'mi' pecado.

No creo en la suerte, superstición, brujería, ni el sexo prematrimonial. Deduzcan a su antojo... La abstinencia es la mejor forma de no ´malograrse´ la vida y el mejor entrenamiento para la fidelidad. Nótese la cantidad de divorcios hoy en día. Para finalizar soy un hombre que solo se dejaría peinar, maquillar, vestir, por alguna de sus hijas. Pero aún no las tengo, ojalá Dios me de alguna.