martes, 16 de septiembre de 2014

Como si fuera.

Las ironías te llevan a conversar de Lima con un chileno, Alberto Valdivia ya se acostumbró en acelerar por la avenida José Larco en su Mercedes de alquiler. De barba cana y ojos saltones mantiene la mirada atenta cuando se trata de bellas peruanas. Es adinerado claro está, pero no pierde la costumbre en ir de compras.
Caminaba por la avenida Benavides cuando a un señor de no más de metro ochenta se le caen sus bolsas de Vivanda al suelo. Me acerco a ayudarlo y me confundió con un trabajador, mi polo verde fue la razón. Me quiso dar una propina. Le dije que no trabajaba allí, que solo lo vi aturdido y decidí ayudarlo. “Gracias de verdad y disculpa por la confusión”, me dijo. Noté el dejo y me aventuré a preguntarle “¿Usted no es de aquí cierto?”. “No, soy de Chile, vine por trabajo”, respondió.
Le di la bienvenida y con una sonrisa entre dientes me agradeció. “¿acaso no está cómodo en la ciudad?”, pregunté. “Solo en el hotel porque cuando salgo a las pistas me asfixio. No viviría aquí ¡que desorden! Solo vine un par de meses por un par de negocios. Pero eso sí, La comida del hotel dónde me reúno es deliciosa. Se llama Marriot, ¿conoce?”, sonreí y asentí con la cabeza. “Me han dicho para visitar la plaza mayor, ¿es seguro por ahí?”. Le dije que sí, al menos esa zona era segura. Otra situación que los turistas evalúan es la seguridad del país o ciudad que visitan, los mochileros son los más perjudicados. Se quedó con la insatisfacción del “al menos esa zona es segura” y me dijo: “no me diga eso, es la primera vez que vengo y tengo referencias que es una ciudad segura”. Van diez minutos de conversación y aún no me dice su edad. ¿Treinta? ¿Treinta y cinco? ¿Cuarenta? Con confianza: “¿cuál es su nombre?”. “Alberto, Alberto Valdivia. Un gusto”. Demoraba en arreglar sus compras porque durante la conversación sonreía a cuanta señorita pasaba por nuestro lado. Luego de quince minutos acabó –sí, eran demasiadas-. ¿El auto era suyo?. ¡No!. Solo lo alquilaba por estar de viaje ¿cuánto costará alquilar un Mercedes? Ni eso, ¿alquilan Mercedes? Di por terminada cuando acabo de acomodar sus bolsas y agitó la llave del carro. “Tengo que irme” dijo “mi reunión está por comenzar y tengo que dejar esto en la casa del…” –sonó el teléfono- emitió un par de monosílabas afirmativas, colgó y me estrechó la mano. “Hasta luego, gracias por ayudarme con las bolsas”. No me dijo ni su edad ni en la casa de quién vivía. Pero por el Mercedes y el Rólex de su muñeca diría que es algo adinerado.

Arrancó y me dejó la intriga de la que si era un turista satisfecho. Valdivia se quejó de la falta de seguridad y del desorden. Eso haría menos atractiva a Lima para pasar unas vacaciones placenteras. Claro, en los lujosos hoteles de Miraflores, San Isidro les ofrecen las mayores comodidades. Mistura es un buen pretexto para degustar. El centro histórico es un legado histórico, religioso y cultural que nos pertenece y visitarlo es un placer. Si es que este empresario regresa para unas vacaciones se debe ir satisfecho. Para esto la agencia de viajes que contrate debe ofrecerle un gran hotel, un gran restaurant, un buen tour, solo lo mejor. El cielo gris, la humedad, hacen que como limeño prefieras la sierra con su techo celeste y sus oxigenadas calles.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario