domingo, 31 de agosto de 2014

Crónicas

"El 10 de noviembre de 2009, Robert Enke, portero de la selección alemana de fútbol, hizo su última salida al campo. Le dijo a su esposa que iba a entrenar, subió a su Mercedes 4X4 y se dirigió a un pequeño poblado cuyo nombre quizá le pareció significativo: Himmelreich, Reino del Cielo. Cerca de allí hay un descampado por el que corren las vías del tren. El guardameta dejó su cartera y sus llaves en el asiento del vehículo y no se molestó en cerrar la puerta. Caminó a la intemperie, como tantas veces lo había hecho para defender el arco del CZ Jena, el borussia Monchengladbach, el Benfica, el Barcelona, el Fenerbache, el Tenerife o el Hannover 96. A doscientos metros de ahí, como a unas dos canchas de distancia, estaba enterrada su hija Lara, muerda a los dos años"

ENKE, El último hombre muere primero.
Escribe: Juan Villoro
Revista: Etiqueta Negra
Edición: Junio 2010

"El viejo nada despacio. Boca arriba. Lent. Muy lento. Mueve el brazo derecho, las piernas apenas. Mueve el brazo izquierdo. La pileta está casi vacía. En el segundo andarivel, solos: el viejo y yo, Él, con su parsimonia. Malla negra, antiparras oscuras, bigote finito y canoso. Lo conozco. De algún lado lo conozco. Lo paso por el costado. Llego al borde de la pileta, giro en el lugar, empujo con los pies. Son más de las nueve de la noche de un día de semana. Bajo los violentos reflectores del histórico club Almagro, me lo cruzo de vuelta"

El hombre que nada. Fogwill un escritor que se convirtió en su propio personaje
Escribe: Federico Bianchini
Revista: Etiqueta Negra
Edición: Enero 2011
Crónica ganadora del Premio Las Nuevas Plumas.

El doctor Jaime Gazabón abrió la puerta de su clínica dental de Cartagena de Indias y descubrió a García Márquez tan solo como un astronauta en su sala de espera. Eran las dos y treinta de la tarde del 11 de febrero de 1991 y el paciente había llegado puntual a su primera cita. "En siete años nunca llegó tarde", me contaría tiempo después el odontólogo. En su mesa de centro, había literatura de consultorio de dentista,unas cuantas revistas para bostezar la espera y empezar a caer bajo los efectos sedantes de una música de fondo.El doctor Gazabón parecía despierto bajo sus anteojos de lector de dentaduras. Tenía esa bonhomía que transpira la gente de la costa de Colombia y unos bigotes que se esmeraban por competir con su sonrisa simétrica. Aquella primera vez -me encontraba en 1999- García Márquez había llegado hasta allí en su automóvil con chofer, en un barrio de la ciudad cuyo nombre es perfecto para un dentista: Bocagrande."

García Márquez va al dentista
Escribe: Julio Villanueva Chang
Elogios Criminales
Edición: Planeta 2009

No hay comentarios.:

Publicar un comentario